miércoles, 11 de marzo de 2020

¿Debemos pagar por las noticias?

En una época caracterizada por la infoxicación y la saturación (en casi todos los ámbitos de nuestra vida)  en la que se confunde el valor económico con el valor personal o moral (fomentando desigualdad económica y de clases), se vuelve a abrir el debate acerca de lo económico como un signo de calidad. En este caso, planteamos la cuestión de la credibilidad de la prensa frente a su valor económico. Lo económico, el capital, que es adorado como un dios en nuestra sociedad contemporánea también puede plantear algo positivo, y es por ello que nos preguntamos: ¿Confiamos más en aquello por lo que pagamos?

Periódicos

Sin duda, es una pregunta que trae varias cuestiones a tener en cuenta:

  -La "parroquia" de opiniones: Puede que una de las cosas que más preocupan a la hora de pagar a un determinado diario sea que cada "parroquiano", el lector, acuda a su "iglesia" favorita, el diario. Esto es debido al sesgo de confirmación que tenemos todos, que vendría a demostrar que las personas poseemos una tendencia a buscar la confirmación de nuestras opiniones antes de validarlas. Esto podría suponer que el periodismo fuera una especie de "periodismo a la carta" en el que el lector entra en un restaurante, llamémoslo "sociedad", y pidiera un fragmento de la misma, la que más le gustara. Por otro lado, podría pensarse que esto ya ocurre (y no se equivocaría), la objetividad puede que sea imposible pero la pluralidad no (aunque lo tengamos algo olvidado). Pero esta razón puede suponer que el pagar por un medio concreto "radicalice" al lector y le aparte de la ansiada pluralidad (con esto no queremos privar al lector de su ideología, solo acercarle a una visión más completa o cercana de lo que puede ser una realidad).

  -La mala costumbre de no pagar: Desde que los diarios son online (¿Quién podría darse el lujo de no estar en Internet hoy en día?), estos han sido gratuitos en la red y la principal fuente de ingresos de los medios ha sido la publicidad. Esto supone un problema por un motivo principal: Limita la independencia del medio al depender de anunciantes y aleja a los ciudadanos de las noticias ya que los medios acaban por convertirse en una pieza más del mercado. Haciendo esto también se podría pensar que el medio puede ser más sesgado y, por otro lado, podría llegar a tratar de ser impactante por encima de verosímil (es decir, la amenaza del sensacionalismo o el click-bait están presentes en cualquier esquina). Por otro lado, este hecho de no pagar por las noticias (error garrafal de los periódicos) supone también que el "valor" de estar bien informado se haya devaluado en nombre de la manipulación del medio. Es decir, que los medios hoy en día son más un sinónimo de desinformación y manipulación que de verosimilitud e información. Y esto es, en una grandísima parte, responsabilidad de delegar el pago del medio en los anunciantes.


Venta de Periódicos

  -Los disparos al aire: El hecho de que los lectores crean que el pagar por las noticias no va con ellos. Esto es debido al punto anterior ("la mala costumbre de no pagar"), pero los lectores tienen una tendencia, probablemente inducida por la costumbre o la misma gratuidad de los medios, a echar balones fuera en cuanto a su responsabilidad de estar informados. La pluralidad, o la realidad informativa, se pierde así en un simulacro de reproches a los medios sin querer participar en ellos de ninguna forma.

  -La presión sobre los periodistas: Los periodistas son humanos como todos y necesitan tiempo y herramientas para hacer bien su trabajo. Sin embargo, las herramientas (infraestructura, tecnología...) y el tiempo requieren dinero. Es decir, el dinero no es necesariamente un amigo indispensable de la calidad pero desde luego ayuda. Lo que no puede ser es que la profesión periodística se encuentre cimentada sobre los anunciantes y una sociedad que no hace más que pedir inmediatez y calidad a la vez que los desprecia sin ayudarles a conseguirlo. En pocas palabras, el ciudadano que quiera estar bien informado y desee calidad, deberá pagar un poco al medio (pensemos en el clásico ejemplo de la calidad de la BBC) cada mes para que este pueda ofrecerle un mejor servicio: Una información de calidad.

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